Trinidad es una de las ciudades coloniales de la isla de Cuba con más encanto. Es Patrimonio de la Humanidad. Lo que en mi parecer la hace más especial es que los edificios arquitectónicos de los que puede presumir no son una simple fachada que fotografiar o la sede de un estamento gubernamental, sino que son edificios vivos que sus habitantes cuidan y que asumen como propios.
Empezando por la Plaza Mayor, hay que ponerse calzado cómodo y descubrir la ciudad por sus calles adoquinadas. Tal vez te encuentres con el Museo Romántico (con una importante colección de objetos decorativos de la antigua aristocracia), con la plaza Santa Ana, la Candelaria de la Popa, la casa Malibran o la Mansión de Alderman Ortiz. Pero lo que si no puedes perderte es la Casa de la Trova ni la taberna de La Canchánchara.
RECOMENDACIONES
- A unos 12 kilómetros se encuentra la península de Ancón con una de las playas más bonitas de la costa sur de la isla (bueno, es un decir, otra más de las maravillosas playas de Cuba), la playa de Ancón. Un increible fondo marino con barrera de coral , peces de colores, esponjas y moluscos. Cayo Blanco de Casilda , muy cerquita de aquí, también cuenta con una playa ideal para hacer snorkeling.
CURIOSIDADES
- La época de esplendor de la ciudad va ligada a la producción azucarera de la zona. A primeros de siglo XIX, cuando Haití desciende su producción debido a la revelión antiesclavista , el Valle de los ingenios (próximo a Trinidad) llegó a tener 56 ingenios (aparatos para moler la caña de azúcar).
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