Napoleón encargó a un joven arquitecto llamado Charles Garnier diseñar un palacio digno de las mejores representaciones de Opera. Era tal la expectativa creada, que antes incluiso de que se acabaran las obras, Napoleón mandó levantar una nueva avenida que uniera la Opera con el Palacio de las Tullerias.
Este edificio inaugurado finalmente en 1875, es una prueba de la opulencia y el lujo al que estaban acostumbrados los que podían costearse una entrada a la Opera de la época. Las suntuosas lámparas, las decoraciones en pan de oro, los mosaicos, las esculturas rococós….. es todo exceso. Pero en mi opinión lo más espectacular es la increible escalinata de marmol blanco.
La entrada de acceso al edificio cuesta 10 euros (los niños son gratis). Aunque me quedé con las ganas de recorrer la Opera con un guia que me ilustrara y que nos llevara a ver las “tripas” del teatro, puede ver las instalaciones principales y entrar en uno de los palcos de la sala.
Os recomiendo la visita. Me gustó mucho
CURIOSIDADES
- El suntuoso edificio sirvió de inspiración para la obra “El fantasma de la Opera” , la novela de Gaston Leroux que luego sería adaptada y llevada al cine y al teatro
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