Este es uno de los hoteles boutique que tuve el gustazo de conocer durante mi viaje a Sri Lanka. Se encuentra a 5 minutos en coche de Sigiriya, este hotel es un auténtico remanso de paz. Tan sólo tiene 30 habitaciones repartidas por una larga extensión de terreno, cada una de ellas son bungalows independientes (11 de ellos rodeados de vegetación, otros 10 con piscina privada y 4 bungalows overwater sobre un río.
Las habitaciones son espectaculares, diseñadas con muy buen gusto y maderas naturales. El precio también es espectacular (la más económica tiene un precio a partir de los 600 usd/noche aprox).
Cuando entras en el hotel, un vigilante te da la bienvenida desde un gran portal abierto y un coche pequeñito (como los “buguis” que se utilizan en los campos de golf ) viene a recogerte para llevarte al lobby central. Es muy diáfano, con espacios muy abiertos, todo muy armonioso, con maderas nobles y minimalista.
El restaurante es a la carta, no es buffet
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