Para muchos la Navidad es una gran excusa comercial para ahogarnos a anuncios de perfumes y juguetes. Para otros es una época del año a evitar, algunos recuerdos duelen y hacen daño. Y los más devotos de Dios viven con intensidad el nacimiento de Jesús y siguen encantados sus celebraciones. Sin ser religiosa, yo me consideraba una del grupo de los afortunados: cuando llegan estas fiestas me dejaba llevar y me convertía en una “tipa” muy pesada. Lo sé. Este año intentaré en la medida de lo posible disfrutarlas también.
Ya tengo el belén en casa, las bolitas del árbol, los paquetes envueltos, de vez en cuando escucho los villancicos de Michael Bublé, me gusta pasear por las calles iluminadas, ver la cara de los niños llenos de ilusión y cuento los días para que mi hija me despierte con un grito (mamáaaa… Han venido los Reyes !!!)… La visión de la Navidad va cambiando según te trate la vida y es imposible ignorar esta realidad. Pero es la excusa perfecta para pasar buenos y más ratos con la familia y los amigos.
Por esta razón, te invito a este viaje tan especial. Dura pocos días. Se recomienda equipaje ligero, y se permiten estómagos llenos, más de dos copas de vino, buenos sentimientos y energía positiva. Feliz Navidad a todos !!!