Como no podía ser de otra manera y en medio de tanta inmersión zen, nuestro alojamiento en Koyasan (Japón) fue este templo budista, un shukubo. El Shukubo Hongakuin

La arquitectura del templo es muy bonita, pero lo primero que llama la atención son los jardines que le rodean y que con tanto mimo están cuidados. Está en medio del pueblo, así que andando hasta dónde están las tiendas y restaurantes es un paseo.

Todas las habitaciones son de estilo japones, con tatami, sillas arrán de suelo, decoración de lo más minimalista y puertas correderas típicas. Hay alguna habitación con baño, pero no es la mayoría. Tienes que ir a la zona de aseos y a la zona de los baños para ducharte o bañarte, y por la noche (porque por la mañana los monjes se deben a sus oraciones y no están para arreglar baños)

La comida es vegetariana, así que prepárate para una cena y un desayuno para mi gusto demasiado tradicional.

Hay un pequeño salón dónde podrás disponer de wi-fi y charlar un poquito con los demás huéspedes, pero en el resto del lugar reina el silencio. Es un sitio muy muy especial.

RECOMENDACIONES

• Por la mañana, a eso de las 06.00 los monjes comienzan el día con una pregaría a la que estás invitado si lo deseas.
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