Esta ciudad tan peculiar se posa sobre una peña entre las hoces del río Júcar y Huécar, en medio de un valle profundo. La geografía tan abrupta del lugar explica las calles empinadas, las costosas cuestas y el sinfin de escaleras que dibujan el plano de la ciudad.
La mayoria de la población vive en la parte baja y llana sobre la ribera del Júcar, pero si quieres conocer la ciudad tienes que subir al casco antiguo. Allí encontrarás la Catedral gótica, la plaza Mayor con sus arcos barrocos y las casonas de balcones de madera y rejas de hierro jorjado, el Convento de las Petras, la plaza de la Merced, el antiguo castillo, el puente de San Pablo que cruza el Huécar y como no las Casas Colgadas (bandera insignia de la ciudad).
RECOMENDACIONES
- Hay dos bellos recorridos entre chopos y preciosas vistas de la ciudad que me gustaría destacar. La Ronda del Huécar es un paseo que va de la Catedral al Castillo por entre miradores y pasadizos. La Ronda del Júcar te lleva del castillo a la plaza Mayor con vistas sobre el río.
- El tapeo es el “deporte” favorito" de los conquenses. En la calle Severo Catalina y San Pedro o en los alrededores de la plaza Mayor encontrarás un sinfin de lugares dónde degustar raciones de exquisitos mini-platos.
CURIOSIDADES
- Las Casas Colgadas se levantan sobre la roca viva. Se construyeron en el siglo XV y fue el arquitecto Alcantara en el año 1926 quien restauró y salvó del derrumbe las 3 que quedan hoy en pie. Los balcones que se asoman sobre el abismo del barranco son un referente de la ciudad.
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