Sacado de un cuento de hadas, Brujas se ha mantenido firme, orgullosa e impune al paso del tiempo. Hace tiempo que pude visitarla de pasada y me me supo a poco. Me hubiera encantando disfrutar un poquito más de la ciudad. Brujas conserva el esplendor del renacentismo y cuando caminas por sus calles te trasladas al Flandes de aquella época. Es una de las ciudades medievales mejor conservadas de toda Europa.
Sus elegantes edificios y cuidadas calles transmiten tranquilidad y armonía. Aunque es pequeña y rápidamente la recorres, es gustoso olvidarte de las prisas y para pasear con calma un día más de la cuenta.
Las distancias son pequeñas así que lo mejor es moverte caminando por la ciudad. Puentes, canales, casitas con los techos serrados, fachadas de colores…Las visitas obligas son la plaza Burg con la basílica de la Preciosa Sangre, el ayuntamiento y el antiguo palacio de Brugse Vrije, el mercado de pescados, el museo Groeninge (con obras de los primeros artistas flamencos) y museo Gruuthose, la catedral de San Salvador, el Campanario con 366 escalones, el Beaterio, y la antigua ciudad hanseática con sus barrios por gremios dónde los mercaderes del siglo s.XIV y s.XV habrían sus comercios.
RECOMENDACIONES- Encontrarás el mejor chocolate que he probado en mi vida. Son auténticos artesanos del cacao y su cremosidad y gusto son inigualables.
CURIOSIDADES- El Beatorio era un lugar dónde se cobijaba a mujeres que en época de Cruzadas se habían quedado solas. Aunque no era necesario hacer los votos para monja, eran centros austeros y muy religiosos.
INFORMACIÓN ADICIONAL- Turismo de Flandes